El demonio que viajó en el Arca de Noé.
Los grimorios y tratados demonológicos de la Edad Media suscriben la teoría general de que los demonios pueden manifestarse en los sitios más inesperados, incluso aquellos que se caracterizan por ser sagrados.
El caso del demonio que viajó en el Arca de Noé es un ejemplo paradigmático de estas apariciones insólitas.
Hasta hace poco más de un siglo, en las regiones de Turquía y Armenia existían reportes acerca de este demonio. En 1854, por ejemplo, un grupo de investigadores siguió la pista de una serie de asesinatos monstruosos que no habían arrojado culpables. Tras varios días lograron encontrar rastros del presunto criminal: los pasos se dirigían al Monte Ararat.
Informados de la leyenda del demonio que viajó en el Arca de Noé, los investigadores abandonaron razonablemente la pesquisa.
Se cree que este demonio, conocido como Dachnavar, vive en los valles que rodean al Monte Ararat. Para muchos, se trata de un espíritu incorpóreo; otros, en cambio, opinan que Dachnavar no tiene nada de espiritual y que de hecho vive en el mismo cuerpo físico desde que el Arca de Noé encalló sobre la ladera del monte luego de aquel chaparrón insensato.
Recordemos que el Monte Ararat es el sitio mítico en el que los mitos bíblicos ubican los restos del Arca de Noé.
Al parecer, Dachnavar logró viajar como polizón en el Arca de Noé; hecho que no se debe únicamente a su astucia sino a la colaboración directa de Enoc, abuelo de Noé, quien tramitó algunos embarques clandestinos no aprobados por su nieto. Este episodio, sin embargo, está ausente en El libro de Enoc, aunque sus páginas denuncian peores desatinos.
Durante el Diluvio Universal, Dachnavar se alimentó como pudo, es decir, mal y poco, a costa de las especies que ni Noé ni su familia estimaban realmente.
Cierta noche su presencia fue detectada por Noé. En medio de horribles amonestaciones, éste acusó a una de sus nueras de amparar al demonio entre los cerdos. El asunto no pasó a mayores para la tripulación del Arca, pero sí para Dachnavar, que fue arrojado a las aguas cuando éstas ya retrocedían.
Todavía hoy los exploradores que acampan a la sombra del Monte Ararat dicen que Dachnavar recorre la zona a la caza de incautos. La mayoría, sin embargo, está a salvo de sus ataques, ya que este demonio estima especialmente la sangre de los hombres de mar.
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